El Ramayana es un libro maravilloso que contiene la
esencia de los Vedas y de todas las escrituras sagradas. Es un océano del
néctar de la inmortalidad. Delinea el carácter de un hijo que renunció al trono
y a los placeres del mundo para cumplir la palabra de su padre, y que vivió en
el bosque durante un período de catorce años. El Ramayana describe el carácter
de un padre que envía a su hijo más querido al bosque para cumplir con la
palabra dada. Describe también el carácter de una esposa ideal y casta, que es
devota de su marido hasta el fin de su vida y que comparte las adversidades de
su esposo sirviéndolo incansablemente en el bosque, y que también considera a
su esposo como su Dios. Además, delinea también el carácter de un hermano que
pone su amor fraternal por encima de todo en el mundo y sigue a su hermano al
bosque dejando todos los placeres del palacio y ocupándose de su protección. En
Shri Rama, encontramos al hijo obediente, al esposo y rey ideal. En Lakshmana,
encontramos al hermano ideal que comparte alegrías y penas con su hermano mayor
tanto en la ciudad como en el bosque. ¿Puede una mujer hindú tener un ejemplo
más noble que el de la incomparable Sita? El solo oír los nombres de estos
personajes produce un estremecimiento sagrado en el corazón de todo hindú y de
todo aquél que lee el Ramayana. El Ramayana ejerce un gran poder moldeando la
vida del hombre. Contiene lecciones prácticas para esposos y esposas, padres e
hijos, hermanos y hermanas, amigos y enemigos.
Recordemos que la religión hindù busca la perfección y
esta obra nos muestra un mundo perfecto en donde todo se contrasta armónicamente
entre lo divino y lo carnal.
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